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Pintoresco monasterio medieval, parcialmente esculpido en la pared en un cañón montañoso.
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Aquí se encontraba la supuesta punta de la lanza de Longinos, ahora custodiada en un museo eclesiástico, el de Echmiadzin. Se aseguró durante siglos que la trajo a Armenia San Judas Tadeo, quien junto a San Bartolomé predicó cristianismo por esta zona. Si Longinos (cuyo nombre no aparece en ninguno de los cuatro Evangelios canónicos) es un personaje altamente improbable, el arma que se le adjudica no coincide con ninguna de las utilizadas por las tropas romanas. Hay otras tres repartidas por el mundo, cada una de las cuales es la genuina según sus distintos poseedores. En fin, el Monasterio de Geghard bien merece una visita por sí mismo. Quedan iglesias excavadas en la roca, cuevas convertidas en iglesias y construcciones que se levantaron para ser iglesias. También hay khachkars, naturalmente, y un atrio o nártex que da gusto verlo. La clara influencia del arte musulmán (persa en último término) se manifiesta en algún arco ciego, en los mocárabes de una bóveda (¡hechos de basalto!) y en los atauriques de jambas, dinteles y tímpanos.
Cuando entras a la iglesia, sientes que este lugar es muy antiguo y espiritual. También hay cuevas artificiales y naturales en las montañas cercanas. Detrás de la iglesia y del río hay una cueva donde la gente amontona piedras y pide deseos.
